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La Economía Circular como política pública

En la última década comenzaron a emerger en los organigramas institucionales áreas dedicadas a la sostenibilidad y la economía circular, cuyo objetivo es proponer un diseño de políticas públicas transversales enfocadas en impulsar la gestión adecuada de los residuos y que las cadenas productivas sean circulares con beneficios sociales y ambientales.

Es el caso de la Dirección de Desarrollo Sostenible y Economía Circular del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, liderado por Analía Flores, que se dedica a diseñar e implementar programas y proyectos orientados al desarrollo sostenible, el cambio cultural y la promoción de la economía circular, junto a los sectores privado, académico, científico, la sociedad civil y sus autoridades. 

En comunicación con Innovar Sustentabilidad, aseguran que buscan promover un “cambio de hábitos” en los vecinos de la Ciudad que permita “minimizar el impacto negativo que ejerce el accionar humano en el ambiente con el fin de preservar los recursos naturales para las generaciones futuras”.

El área cuenta con una certificación ambiental destinada al sector público y el privado, a través de capacitaciones teóricas y herramientas para adoptar mejores prácticas. Algunos de los ejes de trabajo son:

–          Sellos ambientales (Sello Verde / Ecoinsignia y Programa Ecosellos, Sello Huella de Carbono – Referentes de Sostenibilidad: Curso + Listado de Expertos Acreditados)

–          Vinculación con cámaras y asociaciones.

–          Beneficios para la sostenibilidad: (Descuentos ABL, Préstamos verdes, Certificados de mitigación ambiental)

–          Recursos y mejores prácticas: Charlas Virtuales, webinars, acuerdos y recursos para la sostenibilidad ambiental organizacional.

Por otra parte, cuentan con programas de capacitación ambiental y cuentan con una red de Economía Circular, un espacio de trabajo, participación e intercambio de experiencias entre los distintos actores que forman parte de la sociedad, cuyo principal objetivo es co-crear proyectos que fomenten el reuso, la reparación o la economía circular en otros sectores; fortalecer a emprendedores circulares; visibilizar y potenciar las mejores prácticas; generar sinergias de comunicación;  conectar a los diferentes actores.

Desde la Dirección destacan “la fuerte concientización y compromiso ciudadano” hacia la sostenibilidad, ya que “cada vez más personas y empresas están adoptando prácticas circulares, como la separación de residuos, el reciclaje, y el uso de productos reutilizables”. Además, cuentan con una infraestructura creciente para la gestión de residuos, con centros verdes y programas de recolección diferenciada, lo que facilita la implementación de proyectos circulares.

En conclusión, la colaboración intergubernamental es clave para fomentar una transición sostenible en todo el país, uniendo esfuerzos desde lo local hasta lo nacional.



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