Por Eleonora Rischmüller
En el mes del Medio Ambiente es importante resaltar la necesidad de modificar o implementar ciertos hábitos cotidianos con el objetivo de cuidar el entorno en el que se habita. Tomar conciencia del estado en el que se encuentra el planeta y asumir con responsabilidad un rol activo es el principal objetivo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que durante junio busca asentar la temática.
¿Qué grado de compromiso asumen los individuos, las organizaciones, las empresas y el Estado ante esta problemática?
La fundadora y CEO de la consultora Trendsity Mariela Mociulsky explica que “tanto las empresas como los Estados están cada vez más involucrados en comprender las problemáticas actuales y en accionar para generar un triple impacto positivo en la sociedad teniendo en cuenta la sustentabilidad. En los últimos tiempos ha crecido la conciencia de nuestra responsabilidad al respecto, y desde los diferentes actores sociales, se han implementado diversas acciones para reducir el impacto ambiental negativo de sus actividades y promover la conservación y regeneración”.
De acuerdo a relevamientos realizados por la consultora se puede determinar que entre las acciones más importantes que han implementado las empresas y el Estado se destacan:
- Adopción creciente de tecnologías limpias y eficientes en la producción y el consumo de energía.
- Fomento de la economía circular, que promueve la reutilización y el reciclaje de los recursos naturales, procurando que desde la planificación de nuevos productos o servicios, esté contemplado todo el ciclo y nada genere residuos, desperdicios, ni contaminación.
- Implementación de políticas y programas para la reducción de los gases de efecto invernadero y la lucha contra el cambio climático.
- Conservación de la biodiversidad.
- Fomento de la educación y la conciencia ambiental en la población.
- Establecimiento de normativas que promueven la protección del medio ambiente.
- Compromisos de logros con fechas pre establecidas.
Pero claro, una empresa que brinda un producto o un servicio tiene como fin último obtener una ganancia. Un Estado debe utilizar sus recursos para sostener el funcionamiento de una sociedad. Y un individuo trabaja día a día para solventar los gastos de su vida cotidiana. ¿Cómo conviven y se hacen compatibles el objetivo de obtener una ganancia, o una erogación acorde a los ingresos, y la implementación de acciones vinculadas a la sustentabilidad? Probablemente la respuesta es que los objetivos económicos deben cumplirse pero no a cualquier precio. Si comprendemos que los recursos son finitos, que la biodiversidad es necesaria para sostener el modelo de vida de la actualidad, se entenderá que el entorno todo depende de las acciones que se implementen a conciencia y que la ganancia no se obtiene “a cualquier precio”.
Mariela Mociulsky lo explica: “Las empresas que logran ver la sostenibilidad como una oportunidad para innovar y diferenciarse en el mercado, tienen la posibilidad de ganar mercado. Al ofrecer productos y servicios sostenibles, las empresas pueden crear mayor valor y fidelizar a sus destinatarios, mejorar su reputación y su relación con la comunidad, también reducir costos operativos en el largo plazo. Por ejemplo, con la utilización eficiente de los recursos naturales, la reducción de residuos, buscar la utilización de materiales que antes se descartaban, etc.” Y continuó: “Además, al implementar prácticas de responsabilidad social empresarial que promuevan el bienestar de sus empleados crece la performance como marca empleadora, que también es un diferencial competitivo en épocas donde convocar a colaboradores y mantener el vínculo, es cada vez más estratégico. El relacionamiento con toda la cadena de valor, la comunidad aledaña y otros grupos de interés fomenta el prestigio y la reputación”.
Desde la consultora sostienen que las personas están más atentas y exigentes en relación al cuidado del medio ambiente, especialmente los más jóvenes, las nuevas generaciones que son promotores del cambio y cada vez más deciden trabajar o consumir, teniendo en cuenta qué marcas o empresas comulgan con sus valores de manera legítima, creíble y consistente. Es decir, en donde exista un correlato entre los discursos y las acciones concretas.
En relación a amalgamar la intencionalidad económica de las compañías y el valor agregado del cuidado del medio ambiente, Ana Cacace, Gerenta de Comunicación y Sustentabilidad de Torneos y Competencias, detalló que como empresa “creemos que nuestro compromiso no se limita a la generación de valor económico, sino que tenemos el desafío de generar impactos positivos en la sociedad y el medio ambiente, es decir, desarrollar nuestro negocio de manera responsable y sostenible”.
“Considero que la “compatibilidad” se da cuando la organización reconoce el valor que la sostenibilidad le aporta a las distintas áreas del negocio, ya sea por mejoras en la gestión, por ahorros, o por temas reputacionales. En un comienzo, estas iniciativas partían solamente desde el área de Sustentabilidad y Responsabilidad Social Empresarial, pero actualmente otras áreas de Torneos ya han incorporado una mirada sostenible a la hora de tomar decisiones, y muchas veces, recibimos propuestas o ideas que surgen directamente desde el negocio. Esto lo vemos como un logro”, sostuvo Ana Cacace.
Desde Torneos y Competencias han implementado una estrategia de sustentabilidad basado en cuatro pilares: transparencia e integridad, desarrollo de las personas, respeto por el ambiente y, deporte y valores. El primer pilar orientado a desarrollar y consolidar relaciones transparentes, honestas e íntegras con todos los grupos de interés. Para eso se cuenta con un código de conducta, políticas, procedimientos y capacitaciones internas. El segundo pilar es el desarrollo de las personas y bienestar del equipo humano. Por eso, se invierte en un ambiente de trabajo inclusivo con oportunidades de crecimiento personal y profesional. Respecto al tercer pilar, se adoptan prácticas respetuosas con el medio ambiente, vinculadas a la reducción de residuos, el uso eficiente de recursos, la medición y compensación de la huella de carbono.Por último, el deporte como herramienta de transformación social, implementando iniciativas para promover el desarrollo de las comunidades.
Más allá del creciente interés en relación al cuidado del Medio Ambiente, está claro que todavía queda mucho por hacer. Desde Trendsity Mariela Mociulsky menciona que “los desafíos actuales para las empresas y los gobiernos con respecto al cuidado del medio ambiente son importantes y significativos. Tal vez la crisis climática sea la preocupación más masiva, en ese sentido, uno de los principales problemas es la emisión de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático y van en contra de la meta establecida por el Acuerdo de París en 2015 de limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2 grados Celsius”.
Ana Cacace coincide: “Sin dudas, la agenda climática es una preocupación global urgente. Y en esta línea, el principal desafío es cambiar nuestro enfoque y evolucionar hacia una mirada de responsabilidad y regeneración. Ya no se trata de dejar de emitir o compensar, sino de cómo generar ecosistemas que contribuyan a la biodiversidad. La magnitud de la crisis climática necesita que todos los actores de la sociedad: gobiernos, organizaciones y empresas asuman esta mirada integral y regenerativa para dar las respuestas que necesita nuestro planeta”.
Probablemente la globalización, la comunicación y la educación hayan contribuido a imponer la temática entre las principales preocupaciones de organizaciones, empresas, países y las nuevas generaciones, hoy voceros y embajadores. Si bien es de extrema importancia que el cuidado del medio ambiente esté en agenda de todos y reflejado en acciones concretas, será sin duda el desafío más grande que se tenga de cara al futuro ocuparse de que el espacio en el que todos los seres desarrollan la vida e interactúan sea un lugar seguro y habitable en la actualidad y para las generaciones venideras.