IA y desarrollo sostenible: ¿Oportunidad o Amenaza?

Por Malena Montes – Periodista


En el evento mundial más importante que sucedió en lo que va del año, es decir, el Foro Económico en Davos, Suiza, la ONU advirtió sobre los peligros del desarrollo sin control de la inteligencia artificial y del cambio climático. Es que la IA tiene un gran potencial para acelerar el progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, si ello no es acompañado de algún tipo de control que garantice una redistribución justa de todos sus beneficios, podría convertirse en una gran amenaza. 

De acuerdo a un estudio publicado en la reconocida revista especializada en ciencias naturales, Nature, la IA puede facilitar el cumplimiento del 79 % de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Entre los beneficios se encuentran la gestión del tráfico, la seguridad alimentaria y la reducción del residuo, tres temáticas claves teniendo en cuenta que alrededor del 56 % de la población mundial —4400 millones de habitantes— vive en ciudades, según el Banco Mundial. 

Pensemos en Apps que puedan prevenir colapsos de tráfico y ofrecer rápidamente rutas alternativas; o que podamos crear un sistema según el cual en ciertos horarios y zonas circulen únicamente algunos vehículos ligados a la necesidad y demanda de la población. Una solución que no solo facilita la movilidad, sino que también minimiza su impacto ambiental.

La seguridad alimentaria en un mundo de hexágonos (en Argentina se sancionó la Ley N° 27.642 de Promoción de la Alimentación Saludable que advierte a la población de alimentos con grandes cantidades de grasa y azúcar, entre otras) y la gestión de los residuos son, asimismo, puntos clave para la calidad de vida humana. 

La IA también demostró que tiene el potencial de realizar actividades significativas con emisiones de dióxido de carbono considerablemente más bajas que las humanas, según un reciente estudio de científicos de la Universidad de California-Irvine y el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Por ejemplo, al producir una página de texto, un sistema de Inteligencia Artificial como ChatGPT emite entre 130 y 1,500 veces menos equivalentes de dióxido de carbono (CO2) en comparación con una persona.

Pero el desarrollo de la inteligencia artificial es un cúmulo de amenazas, todas ligadas a la conclusión final a la que llegó el secretario de la ONU, Antonio Gutierres, este mes en Davos: la clave del éxito reside en el “control”, es decir, la capacidad de los Estados de comportarse como perros guardianes de la democracia y de la igualdad de oportunidades, para que los beneficios de la inteligencia artificial puedan llegar a todos y mejorar su calidad de vida. De no ser así, los beneficios quedarán concentrados en unas pocas manos, ya que existe una clara divergencia entre niveles de educación y género en cuanto a la capacidad de adaptación a los cambios propiciados por la IA.

Es esencial entonces que continuemos investigando y comprendiendo el impacto ambiental de la Inteligencia Artificial. Estos hallazgos nos recuerdan la importancia de la transparencia y la necesidad de un debate informado sobre la sostenibilidad y la importancia de lo colectivo por sobre lo individual.



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