Por Fernando Maillmann, Profesor de Ingeniería Industrial en UADE
En la actualidad, la sustentabilidad, como atributo para la producción de bienes y servicios, ha tomado principal importancia en el marco internacional de los negocios.
Dentro de la actividad industrial de la inyección plástica, Japón y países de la Unión Europea han desarrollado materias primas para sus procesos productivos extraídos de cultivos tales como el maíz y la caña de azúcar, conocidas comercialmente como bioplásticos. Bajo este aspecto, Braskem, una empresa productora de materiales sustentables, realizó estudios en los pasados años del balance de huella de carbono arrojando valores alentadores del orden de -2,15 kg de CO2 absorbidos, versus +1,83 kg de CO2 emitidos para el caso de los plásticos convencionales. Este resultado puede ser adoptado como base por empresas productoras que decidan incorporar dichas tecnologías para potenciar sus ventas al alinear su cadena de valor con una ventaja favorable para el medio ambiente. Bajo este panorama, la Asociación Europea de Bioplásticos indica una tendencia pronunciada en el crecimiento del mercado mundial para los próximos años, en sus diversas aplicaciones, que ronda el 20% acumulado al 2023.
El contexto de aplicación se enmarca dentro del reciente Acuerdo de París y su antecesor Tratado de Kioto, en conjunto a normas tales como la EN 13432 para la identificación y trazabilidad de materiales de packaging de consumo masivo. El uso de bioplásticos, en este sentido, responde a intereses de bien común que terminan por fortalecer la reputación de las organizaciones que incorporan su utilización frente a la sociedad, clientes y proveedores.
Argentina no cuenta actualmente con un gran desarrollo al respecto dentro de sus procesos productivos de inyección plástica, situación que abre un océano azul para aquellas empresas que adopten estas nuevas tecnologías al abrir la posibilidad de convertirse en impulsores en la Región por su aplicación, y crear así alianzas estratégicas con diferentes actores del Mercado.
Respecto a aspectos referidos a su suministro, los volúmenes de producción de fabricantes locales aún son reducidos, mientras que los principales productores a nivel mundial distribuyen la mayor parte de los insumos para Sudamérica desde Brasil. Nuestro país, cuenta aún con una baja demanda y, al representar un mercado emergente, los costos de adquisición para su uso industrial a gran escala son relativamente elevados respecto a aquellos convencionales tales como los derivados del petróleo. Sin embargo, el impulso a nivel internacional, sumado a un nuevo marco regulatorio de aplicación, el desarrollo de productores a nivel local, el alza del precio del barril del petróleo y la posibilidad de generar oportunidades de escalabilidad del negocio pueden convertirse en factores que reviertan la situación en el mediano plazo.